lunes, 16 de junio de 2008

Episodios de una perdedora 03.


Por Oveja

Este es un episodio cuya protagonista no es la aparente perdedora, sino la que creyó tener una a su lado y concluyo serlo ella misma, descubriendo una heroína.

El teatro colmado para asistir a la cuarta función no programada de un artista versátil, innovador, exitoso pero sobre todas las cosas: tierno. El novio ideal, que nunca alcanzaremos. No un galán generador de histerias, sino un tímido, dulce, gracioso y creativo poeta: Jorge Drexler.

Me acomode junto a mi hermano en un palco alto, desde donde no se siente el aliento del artista, sino más bien se lo ve distante como un espectador. Quedó un asiento vacío a nuestro lado. Supusimos sería una localidad sin completar, ya que esta función no estaba programada. Nos equivocamos, porque llego ella. Sin superar el metro 60 y seguramente sin alcanzarlo tampoco, enfundada en una pollera corta, que no catalogaríamos de minifalda sexy, sino de pollera anticuada y apretada. Si fuera un personaje de serie adolescente americana, sería seguro la perdedora nerd. Sumado a eso, asistía a un espectáculo público sola, lo cual sumado a su apariencia –que en este mundo aunque pese moralmente admitir: importa- no hacía sino reforzar su imagen de “perdedora”.

Caí en ser un digno miembro de esta sociedad de apariencias y juzgamientos y bromeé con mi hermano diciéndole que era su día de suerte por sentarse a su lado.

Comenzó el espectáculo y ella desenfundó una cámara fotográfica digital, como quien asistiera al recital de Arjona, y estuviera allí para deleitarse con la imagen del artista, no con su música o sus versos.

Drexler comienza a interactuar con el público y nuestra compañera de fila, desaforada, comienza a gritar haciéndose oír a pesar de su localidad nada privilegiada. Entabla una charla con el artista. No tiene vergüenza. Está allí para disfrutar plenamente.

Pasan algunas canciones y ella reclama a viva voz que el cantante invite a su prima a interpretarla. Nuevamente entablan una conversación.

Yo a su lado, tímidamente tarareo las canciones intentando que mi voz no opaque al artista.


Dibujo: Derrick Fish

4 comentarios:

Alex dijo...

Me habría gustado mucho asistir. No lo sigo, y el último día de recital me enteré un rato antes. Una pena.

Ahora, Drexler es el personaje que quiere ser. No se si en la vida real es lo que aparenta.

Cuando voy a un espectáculo así, lo que menos quiero es un rompe pelotas a mi lado gritando como desaforado. Es más, si yo hubiera estado en tu lugar, le habría pedido por favor que encarara.

No entendí lo de "su prima".

Beso.
Alex.

grace dijo...

me gusta Drexler...no me gusta que me joroben...y yo tampoco entendí lo de la prima

veruka dijo...

venia muy bien el relato!!!!
necesito leer TODO!!!!! falta informacion por favor!!!!!
me mueroooooo!!
quiero masssssssssssssss

Marcelo Escobal dijo...

Drexler es un maldito desertor de medicina (hacia el lado opuesto: exito, triunfo y felicidad).
La gordita probablemente sea bastante menos neurótica que el promedio (no necesariamente más sana) lo cual no deja de ser digno de miración (notar la ausencia de "ad").
El rol del pasivo, evitativo, respetuoso de las pautas sociales establecidas y respetuoso del "artista" (maldito desertor exitoso) lo conocemos. Igual es un consuelo no tener sobrepeso.